WASHINGTON, DC – 9 de enero de 2017 – (HISPANICIZE WIRE) – Apenas cinco días antes de la inauguración de Donald Trump como el presidente número 45 del país, el 15 de enero millones de americanos celebrarán el cumpleaños del Dr. Martin Luther King Jr. Para muchos, los recuerdos del icono de los derechos civiles giran alrededor de su discurso “I Have a Dream” (Tengo un sueño) en los escalones del Lincoln Memorial, pidiendo el fin del racismo y la expansión de las oportunidades económicas.
La genialidad del Dr. King -el liderazgo estratégico del Movimiento por los Derechos Civiles, su coraje e integridad incomparables- suele quedar ensombrecida por el discurso que los eruditos aclamaron como el discurso público del siglo XX en Estados Unidos. Desafortunadamente, el sueño de igualdad del Dr. King articulado en 1963 permanece sin cumplirse en muchas comunidades hoy en día – una realidad que afirma que las continuas desigualdades estructurales y prejuicios generan disparidades generalizadas en las condiciones sociales y oportunidades para las personas de color.
Piensa en la poderosa visión del Dr. King. “Tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter”. Esa es la América que muchos de nosotros nos esforzamos por crear, pero claramente, a pesar de los avances en algunas áreas, todavía estamos tratando de alcanzar.
Además, la retórica vitriólica y divisiva, las emociones crudas estallando durante el año pasado, sacaron a la superficie una herida persistente en la psique americana, trayendo el tema de la raza al centro de atención y exponiendo las divisiones en nuestra sociedad. ¿Qué hace la nación al respecto? ¿Cómo avanzar en un camino hacia la equidad racial que facilita la curación racial, desmantela el racismo estructural y lleva a los niños vulnerables al camino hacia el éxito?
Para estar seguros, América ha progresado durante décadas. El gobierno y los tribunales promulgaron leyes y resoluciones que van desde Brown v. Board of Education hasta la Ley de Derechos Civiles de 1964, a la Fair Housing Act de 1968 que prohibía la discriminación pública, mientras supuestamente proporcionaba igualdad de oportunidades. Sin embargo, estas acciones sólo abordaron los efectos del racismo, no su base fundamental. El tiempo ha demostrado que el gobierno y los tribunales pueden promulgar y mantener las leyes, pero no cambian los corazones, las mentes y las almas, ni abordan la raíz del racismo.
El racismo se basa en la falsa creencia de una jerarquía humana, una anticuada taxonomía de la familia humana, que ha alimentado el racismo estructural y el prejuicio consciente e inconsciente en toda la cultura estadounidense con una percepción de inferioridad o superioridad basada en la raza, las características físicas o el lugar de origen . Los blancos se colocan en la parte superior y todos los demás grupos raciales en orden descendente. Esta noción absurda, que la ciencia ha desacreditado profundamente, fue utilizada para justificar la colonización y la esclavitud durante siglos, y la falsa ideología alimenta los movimientos supremacistas blancos y otras expresiones abiertas del odio racial y étnico, y el fanatismo.
Estados Unidos ha sido testigo de cómo esta creencia se manifiesta de muchas maneras. De costa a costa, las comunidades experimentan disparidades para las personas de color en la salud, educación, empleo y vivienda.
Además, los tiroteos policiales, de gran repercusión mediática, que involucran a personas de color, han alimentado la percepción de que el sistema de justicia penal es injusto y tendencioso. De hecho, en un estudio de la Universidad de California en Davis, el antropólogo Cody Ross encontró “evidencia de una inclinación significativa en el asesinato de estadounidenses negros desarmados en relación con los estadounidenses blancos desarmados, en que la probabilidad de ser negro, desarmado y abatido por la policía es de aproximadamente 3,49 veces la probabilidad de ser blanco, desarmado y abatido por la policía, en promedio”.
Parece que Dylann Roof, el asesino convicto de nueve fieles en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel en Charleston, SC, fue motivado por la creencia de que él era de alguna manera superior a los negros y a otros. Sus amigos dijeron que Roof se quejaba de que “los negros se estaban tomando el mundo” y se comprometió a iniciar una guerra de razas.
El Dr. King entendió que la creencia en la jerarquía racial creaba barreras en la capacidad de nuestro país de cumplir la promesa de nuestros ideales democráticos. Es hora de que eliminemos completamente esta jerarquía del valor humano y desechemos el anticuado concepto. Sólo entonces todos nuestros hijos podrán ser acogidos, no por el color de su piel u otras características físicas, sino por su esencia innata, su humanidad.
Nuestro país necesita sanidad racial y un esfuerzo sostenido para evitar el racismo que influye en los sistemas, prácticas y políticas públicas y privadas. La curación racial puede reunirnos a todos en un espíritu de totalidad y amor. Un cambio transformador y positivo puede venir del cambio en nuestra conciencia individual y colectiva, y las acciones resultantes que tomemos en nombre de nosotros mismos, nuestros hijos y futuras generaciones de nuestra familia humana.
Después de décadas de financiar diversas comunidades para ayudar a mejorar las vidas de niños vulnerables, los lideres de la fundación W.K. Kellogg (WKKF) reconocen la necesidad de la curación racial y la eliminación del racismo, y su reemplazo con la afirmación de nuestra humanidad igual y compartida. La jerarquía del valor humano está profundamente arraigada consciente, sistemática, estructural e inconscientemente en el pueblo y los sistemas adheridos a él.
Sacarlo de nuestra sociedad requerirá un esfuerzo concertado a través del tiempo. La iniciativa Verdad, Sanación Racial y Transformación (TRHT por sus siglas en ingles) creada por WKKF y una amplia coalición de organizaciones de todos los sectores de la sociedad, está trabajando para poner fin a esta creencia y facilitar la curación racial. TRHT es un vehículo comunitario para el cambio transformador. El enfoque de TRHT examina cómo el sistema de creencias se incrustó en nuestra sociedad, tanto en su cultura, como en sus estructuras, y luego trabaja con las comunidades para diseñar e implementar acciones efectivas que lo desarraiguen permanentemente. Estamos organizando recursos individuales, locales, públicos y privados para desmantelar patrones sistémicos y estructurales de discriminación a nivel municipal, provincial, estatal, tribal y federal.
En una reciente cumbre, 570 personas que representan a las 130 organizaciones asociadas de TRHT, emitieron un llamado a la acción para designar el 17 de enero de 2017 como el Día Nacional de Sanación Racial en América.
Comunidades, organizaciones e individuos reconocerán que las profundas divisiones raciales todavía existen y deben ser superadas y sanadas. Se comprometerán a involucrar a representantes de todos los grupos raciales, étnicos, religiosos, de género y de identidad en esfuerzos genuinos para aumentar la comprensión, mejorar las comunicaciones, el cuidado y el respeto mutuo.
Estas acciones ayudarán a crear una nueva narración que refute la creencia en una jerarquía de valor humano y la reemplace con la aseveración científicamente comprobada de que todos somos descendientes de una ascendencia humana y guiados por un derecho inalienable a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
La composición de nuestro país ha cambiado significativamente desde su fundación y los cambios demográficos son continuos. Las tasas de inmigración y natalidad, entre otros factores que contribuyen, están alterando el rostro de las comunidades. Los niños de color ya representan la mayoría de los niños en el país, y demasiados viven en la pobreza.
Para estos nuevos desafíos, América necesita una nueva realidad, basada en la curación racial, para que el trabajo de terminar con las disparidades raciales pueda avanzar firmemente y todos los niños tengan oportunidades de triunfar. Es hora de enfocar nuestra energía, recursos y discurso en la eliminación de la falsa ideología de una jerarquía de valor humano para que podamos cultivar y crecer lo que más debe valorarse: nuestra humanidad común.
(La Dra. Gail C. Christopher es consejera senior de WKKF y vicepresidenta de TRHT. Para programar entrevistas impresas o difundidas con la Dra. Christopher, por favor comuníquese con Michael K. Frisby a mike@frisbyassociates.com o al 202-625-4328. The America’s Wire es un nuevo servicio independiente patrocinado por el Maynard Institute for Journalism Education.)Luz E. Benitez Delgado, Oficial de Programa de WKKF para TRHT, también está disponible para entrevistas en español.